Historia del Señor del Salitre.
En el año de 1783, en el rancho de El Salitre en Calvillo, vivía un matrimonio de apellido López de Nava, familia reconocida en la comunidad, quienes anhelaban tener un crucifijo que les inspirara devoción, que reflejara la imagen perfecta de Jesucristo.
Cada vez que viajaban a algún lugar, lo primero que hacían era comparar un Cristo, pero llegando a su casa lo contemplaban y siempre le encontraban defectos tanto que cierta tarde sentados en el zaguán de su casa comentaban que iban a morir y no llegarían a tener un crucifijo a su gusto.
Esa misma tarde se presentaron dos jóvenes rubios vestidos de manta como pobres labriegos, pidiendo posada, les llamó la atención la cantidad de crucifijos que tenía aquel matrimonio en la sala y los señores les explicaron que compraban y compraban cristos, pero ninguno salía a su gusto.
Entonces los jóvenes dijeron que eran ebanistas y que si tenían madera podían fabricarles un Cristo.
El señor López de Nava mandó traer un trozo de madera y les dio herramientas con las que contaba: serrucho, martillo y otros utensilios de carpintería, así como velas y linternas, pues dijeron los jóvenes que iban a trabajar toda la noche.
El señor López de Nava se quedó en el zaguán por si se les ofrecía algo, pero como no veía luz ni oía ningún ruido, pensó que los jóvenes venían cansados y se habían dormido, por lo cual se fue a dormir también a sus habitaciones.
Por la mañana esperó hasta las doce del día y los jóvenes no salían y tenían la puerta cerrada y a las tres de la tarde, ya alarmado mandó tirar la puerta y se encontraron que los jóvenes habían desaparecido; las velas y las linternas estaban intactas, pero en vez de encontrar aquel trozo de madera se encontraron con un Cristo como lo habían soñado.
El señor López de Nava fue a Zacatecas, pues entonces esta Parroquia dependía de allá, fue a notificarle al Señor Obispo e invitarlo; el Señor Obispo vino, levantó una acta la cual firmó y autorizo a venerar la Imagen en el mismo cuarto donde se obró la maravilla.
Pero que al morir los señores López de Nava lo donaron a un templo. La señora fue la que murió al último y donó la imagen a Zacatecas, más al querer llevársela se hizo tan pesada que no pudieron moverla.
Mientras vivían los señores López de Nava, se traía a Calvillo cada año en la fiesta de la Ascensión y al no poder llevársela a Zacatecas, decidieron donarlo a la Parroquia de Calvillo, lo que llenó de alegría a todos los fieles que fueron en peregrinación por la sagrada Imagen que llamamos con gran cariño EL SEÑOR DEL SALITRE, abogado del buen temporal.