San Joaquín tiene su origen en tiempos prehispánicos cuando las antiguas civilizaciones que habitaron lo que actualmente se conoce como Zonas Arqueológicas de Ranas y Toluquilla extraían y comerciaban el cinabrio o granate (un tipo de sulfuro de mercurio) que se utilizaba ampliamente en la época con fines decorativos.
Más tarde, con la colonización española esta explotación continuó, pero fue entre las décadas de 1950 y 1970 que San Joaquín alcanzó su esplendor, durante la llamada “fiebre del mercurio”, cuando llegaron a abrirse más de 100 minas en la región.
Admíralo desde las alturas, camina por sus zonas arqueológicas, detente a conocer su historia y vuelve a activarte en cualquiera de sus recorridos por la sierra.