Los purépechas se asentaron en la ribera norte del lago de Cuitzeo. Llegaron los agustinos y construyeron un extraordinario convento para evangelizar la región. Cuitzeo creció y hoy este apacible Pueblo Mágico esconde bajo la aparente quietud un corazón festivo, barrio a barrio.
Probablemente el trayecto por carretera entre Morelia y Cuitzeo sea uno de los más hermosos del estado.
Construida sobre el lago, la carretera parece volar sobre las aguas. En la orilla algunos pescadores faenan bajo la atenta mirada de las garzas. La superficie del lago brilla y refleja los cerros vecinos. La estampa por la mañana parece irreal.
El lago de Cuitzeo, el segundo más grande de México, ha sido durante siglos sustento de miles de personas que viven en su cuenca. Su importancia queda atestiguada por los centros ceremoniales purépecha encontrados.
Uno de estos centros, Tres Cerritos, se alza junto al Pueblo Mágico de Cuitzeo, recordando que este lugar siempre tuvo relevancia simbólica.